Uno de los principales alimentos protagonista en cualquier dieta, y más en primavera, es la zanahoria.
La zanahoria alimenta y protege. Contiene apenas un 0,2% de grasa y múltiples vitaminas entre las que destaca la vitamina A. Posee hierro, calcio y potasio, aportando apenas 40 calorías por cada 100 gramos de ingesta. Los abundantes betacarotenos son los conocidos como portadores de la vitamina A, y el color naranja de la zanahoria delata su presencia. Es un alimento de alto contenido en antioxidantes por lo que frena el envejecimiento celular colaborando en su regeneración y haciendo el organismo más fuerte. Pero si por algo conocemos también a la zanahoria es por su capacidad de potenciar el bronceado, y es una manera muy natural de ayudar a que los primeros rayos solares de la primavera activen nuestro moreno natural. Un régimen rico en betacarotenos como los que contiene la zanahoria ayuda también a proteger la piel de la influencia negativa del sol, por lo que por una parte ayuda al bronceado y por otra tiene una función de protección cutánea. Los betacarotenos actúan contra los radicales libres que se generan por una excesiva exposición al sol. En estos primeros días de sol y durante la primavera es una buena manera de preparar la piel para el verano y de aprovechar también los primeros rayos para ir cogiendo un tono progresivo que nos permita llegar a la época estival con la piel preparada. Licuar unas zanahorias, diluyéndolas en agua y añadiendo miel y limón es una manera de prepararse un zumo muy rico en vitaminas y una manera de activar nuestra piel para el sol. Podemos ayudar al bronceado natural de la piel con un alimento tan sano como la zanahoria que, además, ayuda y colabora a tener una vista estupenda. ¿Qué mas la podemos pedir?
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AutorDra. Amaro Archivos
Agosto 2018
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